El Parc de Torreblanca, situado entre los municipios de
Sant Feliu de Llobregat, Sant Just Desvern y Sant Joan Despí, tiene una
extensión de casi 12 ha y recibe su nombre de la Torre Blanca. Ésta era una
casa del siglo XVI perteneciente en su origen a los Requesens y que
posteriormente se convirtió en la casa señorial de los Marqueses de Monistrol.
Durante la Guerra Civil la casa sufrió daños irreparables y finalmente fue
destruida. La propiedad pasó a ser pública en 1983 y en su lugar se implantó un
jardín botánico.
El parque actual, inaugurado en 1993, está estructurado
en varias áreas que responden a distintos usos o actividades con estilos
paisajísticos muy diferentes. La zona más espectacular del parque es sin duda
el lago, de estilo romántico, con cascadas, grutas, cuevas, caminos y templetes
que se esconden entre la vegetación frondosa y diversa herencia del jardín
botánico. Además del agua y la vegetación también encontraremos varias especies
de animales como tortugas, peces, patos, ocas, pavos reales, loros, cotorras
exóticas y conejos.
El límite sur del parque sigue la ordenación de los
campos de conreo que existían antiguamente pero ahora son rosaledas y huertos
de multitud de colores y olores. Por encima del lago encontramos una monumental
avenida de estilo clásico, marcada por hileras de cipreses y arbustos y
escalinatas flanqueadas por estatuas que nos llevan por un lado a un bosque de
plataneros y por otro hacia el laberinto vegetal que ocupa el lugar de la
antigua casa señorial.
El Parc de Torreblanca es
para mí un lugar muy especial porque en él me tiré en tobogán, en él aprendí a
ir en bici y a patinar, en él jugué al escondite y a pelota. Y ahora, camino…