La antigua Villa de Gràcia fue una población independiente hasta que que se agregó de
nuevo a Barcelona en el año 1897.
Gracia
conserva el carácter propio de un municipio independiente pese a que hace más
de cien años forma parte de Barcelona.
Gràcia es
uno de los barrios más pequeños de Barcelona pero también de los más densos, un
aspecto casi de pueblo con calles estrechas y lleno de plazas perfecto para el
peatón.
Gracia
cuenta con una gran riqueza asociativa gracias a la actividad de sus decenas de
entidades cívicas y sociales. Las Fiesta Mayor de Gracia, que tiene lugar a mediados de agosto, es el más vivo
ejemplo. Las calles de Gracia se ornamentan con espectaculares adornos
preparados por los vecinos durante meses, que luchan por obtener el premio a la
calle mejor decorada. Las fiestas de Gracia, populares en toda Cataluña, atraen
a los ciudadanos de toda Barcelona e incluso a los foráneos, que acuden al
distrito para disfrutar de las terrazas de verano y las actuaciones de música
en directo que proliferan en todas las plazas.
Gracia se distingue por un ambiente de carácter
vanguardista y alternativo
El
Barrio Alto construido más o menos en plano octogonal al final del siglo XVI,
es uno de los barrios más pintorescos de la ciudad. Su
nombre se explica porque está situado al norte de Baixa y el Chiado, en
ascesión por una de las colinas de la ciudad.
Desde
los años 80 es una de las zonas más conocidas de las noches lisboetas, con inumerables
bares, restaurantes e incluso casas de fado,
lugar donde se sitúaban casi todos los órganos de prensa de distribución
portuguesa. En los últimos 20 años adquirió una vida propia y caractéristica,
donse se mezclan diferentes generaciones en búsqueda de diversión.
Paseando por estas calles
parece imposible que haya tantas tiendas de antiguedades donde poder entretener
la curiosidad.
Pero este barrio está en continua
transformación. Hace 30 o 40 años era un barrio con mala reputación, una zona
de prostitutas y oscuros bares de fado. Unos años después, sus calles se
llenaron de artistas e intelectuales amantes de la Lisboa más auténtica, el
popular Barrio Alto se impregnó entonces de una atmósfera bohemia. Y ahora ha
llegado el momento de explotar comercialmente el barrio. Muchos diseñadores y
marcas fuera del circuito comercial de las grandes masas han fijado sus ojos en
este barrio, próximo al concurrido Chiado, como la oportunidad perfecta para
crear una zona de compras alternativa, un soho lisboeta.