Barcelona es una ciudad mediterránea nacida en el
Imperio Romano. Tras superar sus murallas en repetidas ocasiones, la
transformación más importante y con la que pasa a ser metrópolis tiene lugar tras la aprobación del gobierno central del plan de ensanche de Ildefonso Cerdá que comenzará
en 1860, y que en 1897 ya integra diversas poblaciones vecinas.
Este plan se caracteriza por manzanas cuadradas con chaflán
de 113 metros ,
calles de 20 metros
dispuestas en una trama ortogonal 45 grados giradas respecto la orientación
Norte-Sur.
El plan se lleva a cabo finalmente con algunas variaciones, de las
cuales la más importante es la sobredensificación (que tendrá lugar
especialmente durante el Franquismo). Esta ciudad moderna crecerá
discontínuamente ligada a acontecimientos relacionados con la ciudad como
Exposiciones Universales, la Democracia (actuando y creando en pequeña escala
plazas y renovando rincones, con la doctrina de Solá-Morales al frente), las
Olimpiadas de 1992 (los 3 cinturones o rondas especialmente), y el Fórum de las
Culturas 2004 –que resolverá la llegada al mar de la Diagonal-.
Sus tejidos son muy variados, y el viario se caracteriza por
4 grandes avenidas (Diagonal, Gran Vía, Meridiana, Paral·lel) que vertebran el
tráfico tomando direcciones distintas a las de la trama Cerdá. Para evitar
parte del tráfico rodado en el interior de la ciudad, se cuenta con la gran
ayuda de las rondas (“de Dalt”, “Litoral”, y “del Mig”), que permiten una
circulación contínua y rápida, y cuyas secciones se tratan con especial sensibilidad
en función de los casos concretos.
Los parques no son el punto fuerte de la ciudad: exceptuando
la Ciutadella, el futuro parque lineal de la Sagrera, y los que aparecen ligados
a los accidentes topográficos en Montjuïc, els 3 Turons, y en la sierra de
Collcerola, los demás son bastante escasos y de dimensiones reducidas en
relación con la densidad y tamaño de la ciudad.
El puerto deportivo se exhibe a la ciudad, mientras que su
puerto comercial queda bastante oculto tras la montaña de Montjuïc, muy bien
conectado con el Aeropuerto, posibilitando que Barcelona sea comercialmente
capital del Mediterráneo.
Su situación geográfica entre dos ríos, el mar, y la sierra
de Collserola, hacen que la ciudad de 1.600.000 habitantes renuncie a crecer,
para formar parte de una red metropolitana mayor de 4.000.000 de personas
aprox.
Asignaturas pendientes: A pesar de ser una ciudad muy
“humanizada” tras las últimas actuaciones, Barcelona se favorecería de menor
tránsito rodado: existen zonas en donde los niveles de ruido, contaminación
visual, y ambiental no son los ideales. Ganar más zonas verdes es clave para mantener densidades altas mejorando la calidad de vida de los habitantes, así como continuar con la buena actitud de deszonificación, nodos de actividad, y espacio público de calidad.