dijous, 27 de desembre del 2012

A vueltas con las vías

 Tras visitar la zona de la Estació del Nord, y el trabajo hecho en la creación del parque tras el soterramiento de las vías, me vino a la cabeza el ya largo debate, eterna promesa electoral, sobre el tratamiento de las vías de ferrocarriles que atraviesan el centro de Irun.

El tren en Irun atraviesa la ciudad por la mitad, llegando desde Hendaia y siguiendo hacia Donostia. A la altura de Paseo Colón, eje principal de la ciudad, pasa por debajo de la misma, siendo éste, junto con el puente rodado de la variante, el único paso entre ambas orillas. Las líneas ferroviarias pertenecen por un lado al estado, Renfe y demás servicios de mercancias, y otra linea de Euskotren, conocida como el topo. De la misma manera en el centro hay dos paradas, una para cada entidad, y una tercera parada de autobuses, situada junto a la parada de renfe.

El impacto de las vías cambia en su recorrido. En la zona norte, más cercana a la frontera con iparralde, el impacto es mínimo. acompañado de una zona industrial y alejada de zona de vivienda, si bien se desperdicia un espacio para crear actividad y unión con Hendaia el mayor mal de este espacio es a la vista.

Otro caso a analizar es el de las afueras, el del paso del tren y topo por los barrios como Ventas o Belaskoenea. Los más olvidados en el debate no les faltan motivos para quejarse. Las vías marcan el paisaje de los barrios, dificultan su interconexión y los aislan más con el centro de la ciudad. De buen grado aceptarían también que éste medio de transporte fuera una opción real para acercarlos al centro, porque pagar casi dos euros por un trayecto de 10 min en coche no parece una alternativa para este vehículo (tan contaminante) de cuatro ruedas.

Y el caso que al menos más miga tiene, el paso de las vías por el centro. Una intervención en este espacio podría liberar muchas oportunidades en el centro de la ciudad, acercarían barrios que están muy cerca pero muy lejos, expandirían la centralidad del eje principal... el pero principal es una vez más el dinero, ya que crear una estructura de estas características no es poca cosa. De todas formas el aprieto económico me parece razón para ordenar prioridades, no para congelarlos todos. Si se tiene poco gastar donde se tiene que gastar, pero sobre todo gastarlo con cabeza. Aquí es donde empiezo a temblar.

Parece ser que el proyecto va encaminado a crear (es un proyecto que se reescribe cada cierto tiempo, casualmente cada 4 años, y salta a los titulares de los medios) un centro internodal, para unir las paradas de cercanías, alta velocidad, autobús y topo (éste inmerso en el proceso de conversión en metro)
Esto parece buena idea. El espacio conseguido parece que será espacio verde, que con la poca necesidad de vivienda y la dificultad de construcción en estas condiciones parece también coherente. ¿Entonces por qué me entra el miedo en el cuerpo cada vez que leo sobre el soterramiento?

Supongo que porque no tengo buenas referencias. Irun se está dando cuenta que se vende bien, que tiene un gran potencial en el comercio e incluso atractivo turístico. Mientras que medio mundo se está dando cuenta de lo erróneo de gastarse grandes sumas de dinero en mega proyectos mediáticos, Irun acaba de descubrir la arquitectura para la imagen.

La zona de ayuntamiento necesitaba un replanteo. Eso creo que casi nadie lo pone en duda. Uno de las zonas más centrales y mejor situadas de la ciudad estaba destinada al aparcamiento de vehículos, y una de las construcciones próximas estaba obsoleta. Que la plaza San Juan, y sobre todo la Bixera, necesitaran una remodelación la primera, y un derribo la segunda, es más cuestionable. Y luego está el proyecto. Una maravillosa pérgola/espiral rodeando un agujero en el centro de la ciudad, cuyo único uso es, por el momento, ninguno. Todavía falta por construir el hotel, el que teníamos esperanzas que no se construiría por falta de presupuesto, pero para el que (para esto sí) ha aparecido dinero. Un proyecto del que puedo hablar horas, pero no me quiero alargar...

Así pues daré el beneficio de la duda al proyecto del soterramiento de las vías del tren, para tapar el enorme agujero de vías que atraviesa la ciudad. Un agujero ruidoso, feo, y que parte la ciudad, pero que cuanto más pienso en lo que podrían proyectar ahí menos me molesta...