dilluns, 7 de gener del 2013

Ciudad-Jardín de Terramar


En el año 1923 se realiza la urbanización de la Ciudad-Jardín de Terramar, junto con la creación de un Autódromo (que estuvo operativo 5 anyos y está en desuso hoy en día) promovida por Josep Armengol i Duran, Industrial de Sabadell.


Cuando se decifió crear la Ciudad-Jardín de Terramar se formó una sociedad entre los propietarios de los viñedos existentes que formaban la zona de lo que hoy es conocido como Terramar, bajo el nombre de la Sociedad “Parques y Edificaciones”


El proyecto de la Urbanización consistía en construir una serie de edificaciones, o chalets, destinados a la venta y alquiler. El concurso se inició en el verano de 1919 y convocó a varios arquitectoss españoles, y las obras que empezaron el el 1923 no finalizaron del todo hasta el cabo de 10 años.

La Sociedad “Parques y Edificaciones” se encargó de crear las bases del concurso, algunas de las cuales eran:

“Caràcter.- En quant a l’estil i elements constructius deurà procurar-se elegir aquells que donin a l’edifici un caràcter més local, regional o nacional, fugint de tot exotisme exagerat impropi de la nostra terra”.


El estilo de la urbanización es genéricamente novecentista, basadas en la interpretación de la arquitectura clásica. Las edificaciones fueron proyectadas en su mayoría por el arquitecto Josep M. Martino, y en cada una de ellas se utilizaron diferentes soluciones constructivas.
La primeras obras de Martino fueron grandes construcciones clásicas, que resaltaban por su gran volumen de fachada, que tenia un gran impacto visual. Los chalets eran variados y con muchos detalles que los diferenciaban, pero lógicamente también con muchos elementos en común, como el de ubicar siempre la fachada principal mirando al mar, o dividirlas en tres cuerpos, siendo el central el más importante, ya sea por tener más altura y/o por estar más decorado.


Como casas de verano que fueron propuestas, la mayoría disponían también de una zona de porche en la planta baja, situado siempre en la fachada junto al acceso. La situación privilegiada de estos edificios respecto al mar condicionaba que muchos de ellos posean una torre mirador, objeto muchas veces de formas variadas y de diseños particulares.